(1 P 2.1-2) “Desechando, pues, toda malicia,
todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada,
para que por ella crezcáis para salvación.”
Lectura: 1 Pedro 2.1-3
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