Siglo XVII y XVIII: Fuentes
José de Viera y Clavijo
José de Viera y Clavijo nace en el Realejo de Arriba en el año 1731, dieciocho años más tarde, después haber estudiado en el convento dominico de La Orotava, recibe las órdenes menores en La Laguna y poco más tarde las mayores en Las Palmas de Gran Canaria. En 1756 se traslada con su familia a la ciudad de La Laguna donde es acogido en las mejores casas de la capital, como la de don Tomás de Nava Grimón, marqués de Villanueva del Prado, y en la famosa tertulia de Nava. El acceso a la excepcional biblioteca del marqués le permitió leer a los grandes clásicos franceses y a los filósofos y moralistas como el marqués d’Argens, Fontenelle, Voltaire, Montesquieu y Rousseau. En 1763 comienza a escribir una Historia sobre Canarias y unos años más tarde, mientras acompaña al marqués de Santa Cruz en un viaje por Europa, obtiene en Roma documentos importantes para su Historia y una licencia para leer libros prohibidos. La publicación de su obra se realizó en cuatro volúmenes, que fueron apareciendo entre los años 1772 y 1783, bajo el nombre de Noticias de la Historia General de las Islas de Canaria. (1)
La obra de Viera es diferente a todo lo que hasta entonces se había publicado sobre la Historia de Canarias, lo que la convierte en una fuente importante para ayudarnos a conocer la geografía, economía, cultura, política y religión de la época Moderna en Canarias. De igual manera debe ser consultada para contextualizar el conocimiento de aquellos aspectos del protestantismo en las islas a los que hace mención en ese mismo periodo de tiempo. Sus referencias a los protestantes son por lo general muy breves; casi siempre, menos en una pocas ocasiones, en relación con los distintos ataques e invasiones que sufrió el archipiélago canario por parte de corsarios de naciones que profesaban la fe de la Reforma. Habla de esas confrontaciones bélicas desde un espíritu patriótico, dando detalles interesantes sobre los mismos y sobre otros asuntos que nos ayudan en la reconstrucción de la Historia del protestantismo en Canarias.
En primer lugar interesa destacar que Viera, desde su condición de sacerdote católico, no podía hacer otra cosa que seguir algunos de los prejuicios de su época a la hora de referirse a los protestantes. Dice de ellos que «los corsarios hugonotes infestaron los mares canarios» en el siglo XVI. (2) Que el hugonote Jean Capdeville, bearnés, hombre osado, «espantaba con su nombre a las islas», y que cuando ataca la Gomera en 1571 con 5 naves, saqueándola y quemándola. Una de sus víctimas fue un fraile llamado Antonio que antes de morir pudo reprender y discutir sobre dogmas con «los herejes». (3) Que la política de Cromwell era «negra», que éste era un «parricida» con «mala fe» por haber atacado de repente Jamaica con dos poderosas escuadras. (4) Más adelante vuelve a mencionar de nuevo al mismo político y militar protestante diciendo que en 1657 su poderosa escuadra, al mando del «célebre Blake, llevaba con el odioso y respetable nombre de Cromwell la gloria de la Gran Bretaña por los mares de España y África». (5) Posteriormente, relatando una breve semblanza de cada uno de los obispos canarios, dice que el quinceavo obispo de Canarias, D. Diego de Muros, hizo en 1522 un tratado para refutar al «heresiarca» Martín Lutero, (6) y que el vigésimo cuarto obispo, D. Fr. Alonso Ruiz de Virues, emprendió en 1542 la refutación de las «nuevas herejías», refiriéndose a los «errores» de Lutero y a los «extravíos en doctrina y opinión» de Erasmo. (7) Esto es prácticamente todo lo que menciona en tono peyorativo sobre los protestantes. ¡Prácticamente nada, si tomamos en cuenta que estamos hablando de un sacerdote católico y español que escribe en 1756 una obra de casi 2400 páginas!
Pero, en segundo lugar, hay que reconocer con admiración que la mayor parte de las referencias a los protestantes que hace Viera en su obra son en tono respetuoso, y, en muchas ocasiones, inimaginables para la época. Veamos algunas de ellas: Habla de las «correrías memorables» de Francis Drake por las islas y en América. (8) Dice que en la isla de Lobos había dos corsarios de «aquella intrépida nación», refiriéndose a Inglaterra. (9) Subraya que el inglés Berkley, cuando invadió Lanzarote en 1596, «no permitió que se hiciese daño a los edificios». (10) Al mencionar a cierto armador inglés cuyo barco cargado de azúcar fue aprisionado por los canarios, dice que su comandante era un «hombre valeroso» y que «había hecho resistencia honrosísima». (11) Presenta al corsario francés, el hugonote Jacques de Sores, como «bravo normando»; (12) y al inglés Francisco Drake como «primer héroe inglés» (13) y «acreditado comandante». (14) Al relatar el ataque de Pieter van der Does a Gran Canaria en 1599, habla de los holandeses como «valerosos rebeldes» que atacaban Canarias porque necesitaban un puerto «para apoderarse del comercio de Oriente y Occidente». (15)
En otro orden de cosas, de menor o de ninguna importancia, según quien lo juzgue, la objetividad de Viera es cuestionable. Pero ello se debe, con toda probabilidad, más a una comprensible actitud de pasión patriótica que a una insana mala intención. Quiero referirme con esto a la forma que tenía Viera de hacer el balance de guerra en los ataques mencionados. Del de Francis Drake a Gran Canaria en 1595, con 28 naves y 4000 hombres de guerra, dice que los isleños detuvieron en el puerto de Santa Catalina el desembarco inglés, matando «a muchos de ellos», unos 200 y varios oficiales, y que en la confrontación no murió más que un sólo canario. Más tarde, en Arguineguin, cuando los hombres de guerra de Drake intentan desembarcar de nuevo, auxiliados por el cañoneo desde los barcos y las armas de fuego desde las lanchas de desembarco, dice que son repelidos de nuevo por unos ganaderos de la zona, que sólo disponen de «piedras y garrotes», y que en el desenlace no sufren ni una sola baja. (16) Según Viera, parece ser que hasta el obispo D. Fernando Suárez de Figueroa, mostró gran intrepidez militar en la invasión de Drake: al «salir armado contra él a la cabeza de sus clérigos y religiosos… orando con el corazón y peleando valerosamente con la espada, retiró al enemigo, y le mató buen número de gente». (17) Del ataque de Pieter van der Does a Gran Canaria, con 74 naves y 9000 hombres, dice que los isleños causaron a los holandeses unas 2000 bajas, mientras que éstos sólo dejan a 5 isleños heridos. (18) Pero en otra parte del mismo libro, ofrece otros resultados al hacer un balance final del conflicto. En él reitera las mismas bajas holandesas, pero dice que las de los canarias fueron: 37 personas fallecidas (incluyendo al gobernador de la isla) y 26 heridas. (19)
Por último es muy significativo que la Historia de Viera sólo dedique dos páginas a hablar de la Inquisición. (20) En toda su obra describe con detalle a las instituciones políticas y religiosas de Canarias y a las personas relacionadas con ella. Pero cuando llega a la Inquisición parece que no quiere entrar en detalle, cumple mencionándola, nada más. No relaciona los presuntos delitos que perseguía, no habla de los protestantes ni de otros que fueron perseguidos por ella, no la justifica, no encuentra nada en su haber que pueda ser destacado como patriótico. ¿Cuál fue la razón de este silencio? ¿Se debió a que él mismo fue objeto de las iras inquisitoriales en varias ocasiones o más bien a que las actividades del Santo Oficio no encajaban en una obra que pretendía resaltar las virtudes y hazañas del pueblo canario, cosas que él no encontraba en tan execrable institución? No podemos dar una respuesta segura, pero lo que sí sabemos con certeza es que la publicación de su Historia de Canarias le acarreó numerosos disgustos y le produjo diversos conflictos con la Inquisición, ante cuyos ojos apareció como pensador incómodo y poco dispuesto a seguir la tradición.
(1) José de Viera y Clavijo, Noticias de la Historia General de las Islas de Canaria, Ed. Imprenta de Blas Román, Madrid, 1772-1783, vol I-IV, edición facsímil, Ed. Idea, Canarias, 2004. (2) vol. II, p 333. (3) vol. III, pp 30-31. (4) vol. III, p 258. (5) vol. III, pp 260,263. (6) vol. IV, p 70. (7) vol IV, p 81. (8) vol. II, p 319. (9) vol II, p 334. (10) vol. II, pp 335-337. (11) vol. II, p 364. (12) vol. III, p 29. (13) vol. III, p 34. (14) vol. III, pp 173-174. (15) vol. III, p 40. (16) vol III, pp 173-174. (17) vol. IV. pp 103-104. (18) vol. III, p 40. (19) vol. III, p 185. (2) vol. IV, pp 208-209.
José Luis Fortes Gutiérrez
Teólogo e historiador